La Danza del Vientre
- Eugenia Casanova
- 9 may 2016
- 2 Min. de lectura

Más allá de sensuales y eróticos movimientos, se esconde un arte antiquísimo y milenario. Existen diversas teorías acerca del origen de este baile, que puede resultar incierto. Nos inclinamos a pensar que nació en la civilización faraónica, aunque a lo largo de su historia esta danza ha recibido numerosas influencias de culturas posteriores. En el Antiguo Egipto esta danza tenía un significado mágico, religioso, místico. Su objetivo era atraer el favor de los dioses. Las bailarinas, que eran entrenadas por sacerdotisas, eran mujeres de principios intachables. Mediante los elegantes y sugerentes movimientos de sus cuerpos, hacían de la danza un ritual, un instrumento que vinculaba la energía solar y la terrestre, es decir, la energía masculina y femenina, con el objetivo de "fecundar la tierra". Posteriormente, con la invasión árabe y otomana, esta danza se desvirtuó, y pasó a convertirse en la herramienta que las concubinas y odaliscas empleaban para atraer los favores del sultán o del jeque. A día de hoy, sigue vigente la idea de que las bailarinas son meras siervas del sexo, y en los países islámicos estas mujeres son marginadas por sus propios compatriotas. No obstante, cualquiera que sea la situación actual, cabe recordar e insistir en el origen divino y religioso de esta danza; la amoralidad y la danza del vientre no van de la mano. Esta concepción errónea no hace más que degradar y desvirtuar un arte inmemorial, y perpetuar la imagen distorsionada que acerca de él se tiene.
Lo cierto es que la danza oriental esconde un bello misterio, y la bailarina no es sino la encarnación de este misterio. En la práctica de esta maestría la adquisición de la técnica es esencial. No obstante, esta sutil y refinada danza es algo que hay que sentir desde dentro de nuestro ser. Es un arte que hay que cultivar y practicar, pero también una emoción, un sentimiento que hay que experimentar. La música ha de inspirar a la bailarina: ha de escucharla con el corazón y leerla con el cuerpo.
Más allá del significado místico y profundo, nos encontramos con los beneficios de la práctica de la danza de vientre. Se trata de una actividad apta para las mujeres de cualquier edad, muy beneficiosa tanto para la salud física como psíquica y emocional. La mujer que baila la danza oriental va tomando conciencia de su cuerpo - que se ejercita en casi su totalidad - siente su femineidad, y puede adquirir una estabilidad emocional así como un sentimiento de alegría.Toda una serie de beneficios que hacen de la danza del vientre un himno a la vida, a la mujer. Un arte antiguo que hemos de preservar y conservar en los años venideros.
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